Mientras caminaba por aquel callejón, el Señor Black observó a una muchacha barriendo el frente de una casa que casi se caía. La joven estaba vestida muy pobre y en su cara joven ya se veían las marcas de mortificación y trabajo duro. “Joven,” le habló el señor Black, “¿Tú asistes a la escuela dominical?” “No, señor, a mí me gustaría ir, pero no tengo ropa que ponerme para ir; pero, señor, a mí realmente me gustaría ir,” fue la respuesta de la joven.
Muy pronto la esposa de James M. Black y otros amigos la llevaron ropa y algunas otras cosas necesarias para que aquella joven se sintiera en “condiciones” para ir a la iglesia.
Así es que, de esta manera empezó la asistencia fiel de la joven a la escuela dominical y a una liga juvenil que tenían. El nombre de la joven era Bessie, y ella nunca se perdía una reunión. Cada vez que se llamaba en la lista de asistencia, ella estaba fielmente a responder, hasta que un día que fue llamada no hubo respuesta de entre la congregación. Otra vez el señor Black llamó el nombre de la joven y no hubo respuesta. Muchos pensamientos, tal vez no muy agradables, cruzaron su mente; tal vez el padre de ella, quien era un borracho, no le había permitido venir aquel domingo, o tal vez hasta le había maltratado una vez más. Después de la iglesia, el señor Black y su esposa fueron a la casa de Bessie ya que él presentía que las cosas no andaban muy bien. Cuando llegaron a la casa, se encontraron que Bessie se encontraba enferma; y viendo que la situación era muy seria, llamó al doctor de su familia, quien diagnosticó la presencia de una pulmonía muy avanzada.
De regreso a casa, el señor Black todavía seguía pensando en la impresión que hizo en él el simple hecho de que Bessie no respondió a la lista de asistencia; y este pensamiento le venía una y otra vez. Algún día habrá una lista en el cielo y que tristeza será para aquellos que no se hallen inscritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Cuando la trompeta suene en aquel día final
Y que el alba eterna rompa en claridad,
Cuando las naciones salvas a su patria lleguen ya
Y que sea pasada lista allí estaré.
Coro:
///Cuando allá se pase lista///, A mi nombre yo feliz responderé.
En aquel día sin nieblas en que muerte ya no habrá,
Y su gloria el Salvador impartirá,
Cuando los llamados entren a su celestial hogar
Y que sea pasada lista allí he de estar.
Trabajemos por el Maestro desde el alba al vislumbrar
Siempre hablemos de su amor y fiel bondad,
Cuando todo aquí fenezca y nuestra obra cese ya
Cuando sea pasada lista allí he de estar.
Estas tu nombre en esa lista? Si no estás seguro(a) puedes pedirle a Dios que perdone tus pecados y creer en el Señor Jesucristo, confiésalo con tu boca y créelo en tu corazón que Él es tu Señor y Salvador. Y tu nombre estará escrito en el libro de la vida. Apocalipsis 21:27
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